viernes, 6 de julio de 2012

CUENTOS A VIRU


SEUDÓNIMO: NARRADOR VIRUÑERO

EL GENTIL DEL CERRO PIÑA

Cuentan algunos agricultores de la Provincia de Virú que sus tierras estaban encantadas; ya que sus sembríos desaparecían constantemente, aunque en realidad sus cultivos eran hurtados  por un gentil (1) quién sustraía las cosechas, después se refugiaba en el cerro Piña, ubicado muy cerca de sus chacras, posteriormente se esfumaba. Ellos no tenían ni la más mínima idea del porqué desaparecían sus  productos y si el causante de este problema era humano o animal, solo se reparaba en el lugar algunos rastros muy confusos que finalmente resultaron ser el desenlace de esta historia.

Un viejo agricultor de nombre Rogelio, había salido en la madrugada de su natal Campositán, al llegar al pueblo de Virú se encontró con sus congéneres y se entregaron al  regazo del Dios Baco con su colorada chicha de jora, ya de regreso a su casa, cerca de las doce de la noche,  el viejo no pudo más con su cuerpo quedándose dormido entre los maizales de su chacra. Precisamente ese día la luna, cual queso alojado en el cielo, chisporroteaba sus rayos que proveían de luz natural a todos los pobladores, entre sueños el briago campesino escuchó el canto de un pájaro que anunciaba la presencia de algo o de alguien con un sonido onomatopéyico inconfundible ¡CURÚ, CURÚ, CURÚ…! Este canto bailó en sus sesos y ocasionó que entre sueños, el iracundo hombre lance algunos improperios: ¡Déjame tranquilo carajo! ¿No ves que estoy durmiendo?, ¡pájaro de mierda!, no bien había terminado de imprecar, se le presentó una sombra que duplicaba su tamaño, aquel espectro  traía asido a su cuerpo  una alforja (2), allí mismo se le quitó el sueño y emprendió enardecido el siguiente coloquio: Así que tú, es el que astás(3) robando mis sembríos, ¡ahora sí carajo!, ¡me las vas a pagar!, se acercó con los puños cerrados y la cabeza gacha para propinar un golpe, pero no logró su cometido cayendo desmayao(4) y jateao(5) en el acto.
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(1)      Gentil: se dice de un habitante anterior a los incas.
(2)      Alforja: especie de talega abierta por el centro y cerrada por sus extremos, los cuales forman dos bolsas grandes.
(3)      Astás: dialecto de origen campesino que hace referencia al término estás.
(4)      Desmayao: dialecto que hace referencia a la palabra desmayado.
(5)      Jateao: dialecto que hace referencia a la palabra dormido.



Al albor del nuevo día, acariciado por el coro de los gallos, el anciano no tenía idea de lo que había sucedido y en sus adentros cavilaba: va carajo, que sueño pa más raro he tenido – decía-. Se levantó y se fue dónde su mujer quién lo esperaba hecha una fiera y al mismo tiempo refunfuñaba: ¿Dónde te has metido?, ¿con otra hembra seguro has estao?, en tanto el confundido hombre solo atinó a decir que había estado muy zampao(6) quedándose dormido entre los maizales, luego se despertó limpio meao(7) ratificaba. Ya no jodas mujer _ le decía_  te voy a dar tu caldenque(8)y en la noche habrá tiempo pa amistarnos.

En la madrugada, para aprovechar la luz de luna, el anciano en compañía de su hijo mayor Santiago, salió a regar su chacra,  allí se encontró con sus conocidos quienes realizaban la misma faena, ellos comentaron que los productos de sus chacras estaban desapareciendo progresivamente y se estaban quedando sin provisiones, en ese momento asomó su hijo portando una  alforja; el anciano miró el talego confeccionado con hilos multicolores y diseño propio de una cultura pre inca, el joven sorprendido por su hallazgo se lo mostró a su padre y también lo observaron los demás, el progenitor empezó a recordar lo acontecido la noche anterior y lo relató detalladamente, aunque sus interlocutores se carcajearon dejándolo en ridículo ante su hijo. El veterano muy molesto replicó: ¡Qué se ríen huevones (9), lo que explico es verdad!, les digo que ese bulto era enorme y justo llevaba cruzao a su pecho esa alforja que mi hijo ha encontrao, así que cuando haiga(10) el primer día de luna llena nos reuniremos aquí mismo, a la medianoche y nos sacaremos la duda pa que ustedes vean con sus propios ojos y comprueben si es verdad o mentira lo que he visto. Ellos menearon sus cabezas en señal de asentimiento; dicho esto, el agricultor seguido por su hijo, llevó consigo la alforja y lo escondió celosamente dentro de un baúl hasta que llegue el día pactado.

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(6)        Zampao: dícese de la persona ebria.
(7)        Meao: miccionado en los pantalones.
(8)        Caldenque: diminutivo de caldito.
(9)        Huevones: adjetivo despectivo y vulgar de la palabra imbécil.
(10)      Haiga: Barbarismo muy empleado  en la zona hace referencia a la expresión haya.



Se asomó el primer día de luna llena, el campesino se dirigió a  empuñar   la alforja pero no lo encontró, preocupado y asustado interrogó a su familia aunque ninguno de los integrantes sabían de lo que hablaba.

Los horticultores no esperaron al viejo en el lugar acordado, sino se fueron a buscarlo hasta su casa, allí lo encontraron muy contrariado y a éste no le quedó otra que contar lo ocurrido, obviamente sus colegas creyeron que se trataba de una tonta excusa, sin embargo, el intrépido anciano y sus incrédulos camaradas se dirigieron a la chacra de maizales, murmurando sus acompañantes por el camino la pendejada(11)del viejo.

Llegaron al sitio, aproximadamente un cuarto para las doce, se sentaron en forma semicircular y se recostaron sobre las gruesas raíces de un viejo  algarrobo, allí sacaron sus checos(12), su coca y su cal y empezaron el chacchado(13), sentían en sus lenguas la dulzura de la hoja mística, de pronto escucharon el canto fúnebre que azotaba sus orejas ¡CURÚ, CURÚ, CURÚ…! era el acto premonitorio que anunciaba una fantasmal presencia que ponía los pelos de punta a los presentes y estrujaba sus pechos con un miedo inexplicable, tenían entre sus ojos la figura de un aparecido levitante quién se acercaba lentamente a sus chacras y empezaba a atiborrar una peculiar alforja, la misma que había desaparecido de la casa del viejo, con los productos extraídos de las entrañas de sus tierras, todos ellos estupefactos observaban el accionar sin mediar palabra alguna, después de este hecho el espíritu se retiraba raudamente y dejaba una tenue neblina por su paso, esta situación la aprovecharon los campesinos quienes armados de valor y empujados por el coraje del viejo campesino decidieron seguir el rastro, cruzaron una acequia y prosiguieron por un empedrado natural hasta las faldas del cerro Piña, allí el rastro comenzaba a desvanecerse…


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(11)      Pendejada: femenino coloquial de tontería (dicho o hecho tonto)
(12)      Checo: mate burilado pequeño que se emplea por los campesinos para almacenar cal.
(13)      Chacchado: Costumbre de campesinos que consiste en masticar las hojas de la coca.



Luego de contemplar este suceso, decidieron regresar a sus casas, aun muy temerosos, el viejo aprovechó la situación y les restregó en la cara: ¡y ahora qué dicen mariconazos!, incitándolos en todo momento para regresar la próxima  noche al lugar donde desapareció la sombra, aunque esta vez no vendrían con las manos vacías, sino traerían consigo azadones  y armas. Los campesinos  para no mellar su honor, demostrar su valentía y no dejar en duda su hombría aceptaron la propuesta, aunque más de miedo que de ganas, pero igual el trato ya estaba sellado y no había vuelta atrás.

Así fue, el cielo se tiñó de negro y la luna, libre de ovejas grises que opaquen su claridad, se convirtió en la fiel compañera de los lugareños; ya en el lugar y provistos de palas comenzaron a cavar muy apresurados. Súbitamente,  emergió al otro lado del cerro la imagen de un espectro con rasgos genuinos de un gentil inca cuya voz estridente pronunciaba: ¡Qué hacen en mi casa!, los campesinos aterrados soltaron sus palanas y empezaron a correr, sin embargo, el viejo bizarro se paró delante de él y le exigió que devuelva los productos de su pertenencia. La voz siniestra profirió  ¡sigue el rastro!, el anciano hizo caso a la orden, repentinamente el cerro se abrió y dejó ver sus entrañas, allí se vislumbraba un lugar paradisiaco lleno de árboles frutales, la misteriosa voz replicó: ¡Tomen las alforjas y llévense lo necesario! Los otros acompañantes movidos por la curiosidad se fueron acercando lentamente muy maravillados, en tanto el viejo reclamó lo suyo diciendo: nosotros no queremos esas frutas, sino nuestros productos que han sido robados, con resoplo estruendoso se escuchó, ¡esto es lo que les ofrezco y nada más, lo toman o lo dejan! Los agricultores muy temerosos y desconfiados solo llenaron en sus respectivas alforjas pocas frutas; ya que nunca en su experimentada labor habían cargado sobre sus hombros productos  tan pesados.








Culminada su labor, salieron corriendo despavoridos hacia la portada del cerro, una vez fuera éste se taponó y desapareció el fantástico panorama. Muy exhaustos retornaron a sus casas, cargando  las pesadas alforjas comentaban acerca del cerro hablador y creyeron que se trataba del maligno, por eso no se atrevieron a husmear el contenido de los bolsos  hasta llegar a un lugar seguro.

Con los primeros rayos del sol, el viejo se despertó con unas ganas irresistibles de consumir la recia piel roja que escurre su néctar y al paladar sonroja, estos frutos extraídos del cerro como todos los demás, se habían convertido en oro puro. Muy emocionado el agricultor relató la historia a su familia y por supuesto mostró el contenido de la alforja, ellos se mostraron estupefactos, lo mismo sucedió con los otros campesinos. Todos se convirtieron en personajes acaudalados, propietarios de grandes extensiones de terrenos, la noticia no tardó en extenderse como pólvora en infierno, por tal razón sus contiguos empezaron a comentar acerca de los nuevos opulentos y a la letra decían:  esos muertos de hambre, seguro están metidos en la pichicata(14), antes no tenían ni pa tragar y ahora se han convertido en grandes señores, con este ánimo cizañoso se enteraron de la obtención de la riqueza y les picó el apetito de la codicia, fueron donde el viejo y éste no se negó a llevarlos al lugar, así que los trasladó hasta las faldas del cerro, allí se abrió un socavón relampagueante como los rayos de sol y los codiciosos, provisionados de grandes costales se introdujeron rápidamente, el viejo  no participó de esta contingencia y permaneció en la entrada, mientras tanto los ávidos pobladores empezaron a saquear lo que estaba a su vista, en un santiamén se escuchó una tenebrosa voz rezongando: ¡ladrones!, ¿por qué están robando en mi casa?, ¡ahora por su codicia se quedarán aquí, para siempre!, el cerro bajó su lengua de tierra y todos quedaron atrapados sin saber más de ellos.


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(14)      Pichicata: término referido a la persona narcotraficante o enriquecimiento ilícito por venta de drogas.

AUTOR. ELIAS ARRIAGA VASQUEZ 4 “B” I.E.VIRU
GANADOR DEL PRIMER PUESTO EN LOS VIII JUEGOS FLORALES NACIONALES 2012
CATEGORIA CUENTO.

1 comentario:

  1. CONVOCATORIA
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    El Centro de Promoción Cultural Trujillo - CEPROCUT, convoca a hombres y mujeres del Perú a participar en el XV Concurso Nacional Juvenil de Cuento “Germán Patrón Candela”.
    Podrán participar las y los jóvenes de cualquier parte del país, de 15 a 25 años de edad.
    Informes en el Centro de Promoción Cultural Trujillo - CEPROCUT, o al e-mail arteycultura@ceprocut.org , teléfono: 044-299751.

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